En su momento, muchos calificaron a este subgénero de "menor", algo así como la zarzuela en el mundo de la ópera. Pero el tiempo es el mejor de los jueces, y con el paso del mismo este estilo ha ido obteniendo su reconocimiento. No en vano, en los años 60, los westerns clásicos de Hollywood ya estaban en decadencia y Sergio Leone tuvo el mérito de reinventarlo, a su manera claro está, para volverlo a poner de moda.
Aún a pesar de una muy corta filmografía, Leone pudo dejar su sello. Apenas había dirigido una película, "El Coloso de Rhodas", cuando decidió innovar con el llamado "Spaguetti Western", con en el que creó un estilo muy peculiar a la hora de filmar, intercalando escenas de un ritmo muy lento (en un género típicamente de acción), unas escenas en las que se recreaba en los rostros de los personajes, las miradas, los gestos, jugando con luz del momento, etc.. Incluso los diálogos fueron objeto de innovación, ya que los dejó en segundo término, sin menoscabo de su originalidad, consiguiendo así que muchas de sus frases sentaran cátedra. Os dejo un ejemplo:
La trilogía de "Por un puñado de dólares", "La muerte tenía un precio" y "El bueno, el feo y el malo" son el mejor reflejo de este género. Muchos expertos hablan de que la tercera de ellas es la de mayor calidad cinematográfica. En mi humilde opinión me quedo con la segunda, la cual con una menor duración se me antoja mucho más llevadera, y aglutina todas los elementos que caracterizan dicho estilo.
En el libro ¡CLINT DISPARA!: LA TRILOGIA DEL DOLAR DE SERGIO LEONE de Víctor Matellano se explica bien la interrelación entre las tres películas.
Pero hay que ser justos, y creo que este éxito no hubiera sido tal sin dos piezas más de este puzzle (o incluso tres). Una de ellas es, sin lugar a dudas, su actor fetiche, el mítico Clint Eastwood, que supo plasmar fielmente en la pantalla lo que el director quiso transmitir. Eastwood, que hasta entonces era un desconocido, se dio a conocer con esta trilogía, y si observamos su carrera posterior como actor queda claro que Leone escogió para sus películas al protagonista ideal. El registro principal de Clint durante su posterior carrera fue el de "tipo duro", un punto chulesco, irónico, etc.. en definitiva, el rol que Leone le encomendó en los inicios del Spaguetti Western.
Sigamos haciendo justicia, y vayamos a por la otra parte del rompecabezas: Ennio Morricone. Ese grandísimo compositor al que no voy a descubrir ahora, que impregnó de ARTE las bandas sonoras de este estilo cinematográfico. No se entendería el Spaguetti Western sin la música de Morricone, realmente maravillosa.
Me resulta difícil destacar alguno de sus temas, pero me gustaría compartir con vosotros uno que realmente puede llegar a poner la piel de gallina. Se trata de "El éxtasis del oro", que aparece en la película "El bueno, el feo y el malo", cuando Eli Wallach (otro enorme actor poco reconocido) está buscando la tumba con el dinero, justo antes del duelo final.
Podría contar muchas curiosidades de todo este entramado, pues soy un amante del género, pero me centraré sólo en unas pocas. Comenzaré con un aspecto ligado a la música, en concreto a ese silbido que aparece en gran parte de las canciones. Estos últimos años en TV ha aparecido un personaje llamado Kurt Savoy (español) que hizo gala de su silbido y que se autoproclamó autor del mismo. Pues bien, es rotundamente FALSO. El genial Alessandro Alessandroni fue realmente el autor de ese maravilloso silbido que aparece en las bandas sonoras de Morricone. Os dejo un enlace para que lo disfrutéis.
Hace poco estuve en Burgos con el objetivo de conseguir visitar algo al respecto, y me llevé la desagradable sorpresa que ni los habitantes de allí apenas conocen del tema. Es más, cuando estuve en la Oficina de Turismo preguntando al respecto, ellos se sorprendieron, y fue yo quién acabó informándoles a ellos.
Por contra en Almería sí podéis visitar el Mini-Hollywood, por ejemplo, donde se rodaron muchas escenas de estas películas. Pero yo destacaría una pedanía poco conocida, Los Albaricoques, donde se filmó gran parte de la película "La muerte tenía un precio". Sorprende ver cómo algunas cosas, casi 50 años después, están prácticamente igual... Si sois amantes de este género y tenéis la oportunidad de visitar Almería, no os perdáis este pueblo, os impactará. Entre muchas otras, allí se rodó la escena del duelo final. Os dejo un documental muy reciente:
Y recordad: no os descuidéis, viejos!
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